Desde el año 64 hasta el 312 d.C., los cristianos dentro del Imperio Romano enfrentaron períodos de intensa persecución que marcaron los primeros siglos tras la fundación de la Iglesia. Este artículo detalla las circunstancias, los personajes principales, los documentos clave y los desarrollos significativos de esta era, proporcionando una comprensión profunda del impacto y el legado de estas persecuciones.

La persecución a los cristianos comenzó de manera esporádica y localizada, pero con el tiempo se expandió por todo el Imperio Romano. Este fenómeno no fue constante; varió en intensidad y frecuencia dependiendo del emperador y las condiciones políticas locales. Los cristianos fueron vistos como una amenaza para el orden público y la unidad religiosa del imperio, acusados de crímenes como el ateísmo, debido a su rechazo a adorar a los dioses romanos, y otros delitos morales inventados.

Cronología y Desarrollo de las Persecuciones a la Iglesia Primitiva.

54–68 d.C. (Nerón): El Incendio de Roma y la Primera Gran Persecución

El gran incendio de Roma en julio del 64 d.C., que devastó gran parte de la ciudad, fue atribuido por el emperador Nerón a los cristianos, quienes ya eran mal vistos por su rechazo a participar en los cultos paganos.

Esta acusación marcó el inicio de la primera gran persecución contra los cristianos, que incluyó torturas, ejecuciones en el circo romano, y actos degradantes como ser cubiertos en pieles de animales y arrojados a los perros, o ser crucificados y quemados vivos para iluminar la noche.

95 d.C. (Domiciano): Demandas de Divinidad y la Expansión de la Persecución

Domiciano, conocido por su despotismo y demanda de ser venerado como dominus et deus (señor y dios), instituyó políticas que fortalecieron el culto imperial. Su gobierno amplió las persecuciones iniciadas por Nerón, específicamente contra aquellos que se negaban a participar en los rituales de adoración imperial. Los cristianos, firmes en su monoteísmo, se negaban a reconocer a Domiciano como divinidad, enfrentándose así a la confiscación de propiedades, exilio, o ejecución. Domiciano es particularmente notorio por posiblemente haber exiliado al apóstol Juan a Patmos.

Incremento de Hostilidades

98–117 d.C. (Trajano): El Rescripto de Trajano y la Codificación de la Persecución

Bajo el gobierno de Trajano, la política romana hacia los cristianos fue codificada en lo que se conoce como el “Rescripto de Trajano”. Esto ocurrió tras la consulta del gobernador Plinio el Joven sobre cómo tratar con los cristianos. La respuesta de Trajano dictaminó que los cristianos no debían ser buscados activamente, pero si eran acusados y probados como tales sin renunciar a su fe, debían ser castigados. Trajano enfatizó que el anonimato de los acusadores no era aceptable, protegiendo así a la comunidad de acusaciones infundadas y masivas.

249–251 d.C. (Decio): La Primera Persecución Universal y los Certificados de Sacrificio

La persecución bajo Decio fue la primera en ser universal y requería que todos los ciudadanos demostraran su lealtad al imperio mediante la realización de sacrificios públicos, cuyos cumplimientos eran validados a través de certificados (libelli). Los cristianos se enfrentaron a un dilema moral severo: realizar el sacrificio y obtener el certificado, renegando de su fe implícitamente, o negarse y enfrentar la tortura o la muerte. Esta política no solo buscaba reforzar la unidad imperial sino también erradicar el cristianismo, considerado una influencia desestabilizadora y subversiva dentro del orden establecido.

La Gran Persecución

303–311 d.C. (Diocleciano y Galerio): Edictos de Persecución y la Respuesta Cristiana

Esta persecución, iniciada por Diocleciano y llevada a cabo con mayor fervor por su co-emperador Galerio, fue la más sistemática y brutal. Se emitieron cuatro edictos que progresivamente incrementaron la severidad de las medidas contra los cristianos:

1. Primer Edicto (303 d.C.): Destrucción de iglesias y textos sagrados, prohibición de reuniones cristianas.
2. Segundo Edicto (303 d.C.): Arresto de clérigos cristianos.
3. Tercer Edicto (304 d.C.): Exigencias de sacrificios públicos por parte de todos los cristianos, bajo pena de muerte.
4. Cuarto Edicto (305 d.C.): Extensión de la obligación de sacrificio a todos los habitantes del imperio, incluyendo mujeres, niños y esclavos, consolidando así la persecución.

Las torturas incluían quemaduras, desmembramiento, y la crucifixión, entre otras. Esta ola de terror culminó con el Edicto de Tolerancia de Galerio en 311 d.C., emitido poco antes de su muerte, que reconocía la derrota ante la determinación de los cristianos, permitiendo que practicaran su fe siempre que no perturbaran el orden público.

La legalización final del cristianismo vendría solo dos años después con el Edicto de Milán en 313 d.C., promulgado por Constantino y Licinio, que proclamó la libertad religiosa plena dentro del imperio.

Estas persecuciones, aunque feroces, fortalecieron la fe y cohesión de la comunidad cristiana, delineando claramente la identidad del cristianismo frente a las religiones politeístas romanas y estableciendo las bases para el eventual ascenso del cristianismo como religión dominante del Imperio Romano.

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Figuras Clave: Apologistas

La respuesta cristiana a las persecuciones no solo fue de resistencia pasiva y martirio, sino también de una defensa intelectual y literaria de la fe cristiana. Entre los defensores más destacados de este periodo, conocidos como apologistas, se encuentran Tertuliano y Lactancio, cuyas obras no solo buscaban defender el cristianismo ante los paganos y gobernantes, sino también fortalecer la fe de los propios cristianos.

Tertuliano y la Defensa Intelectual del Cristianismo

Quinto Septimio Florente Tertuliano, más conocido como Tertuliano, fue un escritor prolífico y el primer gran apologista cristiano de lengua latina. Nacido en Cartago, entonces parte del Imperio Romano (hoy Túnez), Tertuliano provenía de un entorno pagano y se convirtió al cristianismo alrededor del año 197 d.C. Su educación y conocimiento del derecho romano y la retórica lo hicieron particularmente efectivo en su defensa del cristianismo.

Contribuciones y Obras

Tertuliano es conocido por haber acuñado el término “Trinidad” (Trinitas en latín) para describir la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, estructurando así uno de los fundamentos teológicos centrales del cristianismo. Entre sus obras más influyentes se incluyen:

• “Apologético” (197 d.C.): Defiende los derechos de los cristianos y argumenta contra la persecución romana, rebatiendo acusaciones comunes como la inmoralidad y la subversión. En este texto, Tertuliano desafía la lógica de los juicios romanos y proclama la superioridad moral del cristianismo.
• “Adversus Marcionem” (207 d.C.): Una refutación contra la teología de Marción, quien argumentaba que el Dios del Antiguo Testamento era inferior al Dios del Nuevo Testamento.
• “De Praescriptione Haereticorum” (200 d.C.): Discute cómo confrontar y refutar a los herejes, estableciendo el principio de que la verdad apostólica tiene prioridad sobre las enseñanzas innovadoras.

Tertuliano también es notable por su transición hacia el montanismo, un movimiento cristiano carismático que enfatizaba la disciplina estricta y la expectativa del fin de los tiempos, lo que influyó en su escritura posterior, adoptando un tono más ascético y severo.

Lactancio: Crítica al Poder Imperial y Defensa del Cristianismo

Lucio Cecilio Firmiano Lactancio, conocido como Lactancio, fue un apologista cristiano que escribió durante la persecución de Diocleciano, la más severa de las persecuciones. A diferencia de Tertuliano, Lactancio combinó su profundo conocimiento de la cultura clásica con su defensa del cristianismo, ganándose el apodo de “el Cicerón cristiano” por su prosa elegante y clara.

Contexto y Obras Principales

Lactancio sirvió como asesor del emperador Diocleciano antes de su conversión al cristianismo. Tras la persecución, escribió varias obras importantes que no solo defendían la fe, sino que también criticaban las prácticas y creencias romanas desde un punto de vista cristiano:

• “Divinae Institutiones” (303–311 d.C.): Su obra más importante, ‘Las Instituciones Divinas’ es una apología exhaustiva del cristianismo diseñada para refutar las religiones paganas y la filosofía moral romana, presentando el cristianismo como la verdadera “filosofía divina”.
• “De Ira Dei” (On the Anger of God): Argumenta contra la visión estoica de un dios sin emociones, presentando a un Dios que posee ira pero es justo, y que eventualmente juzgará el mundo.
• “De Mortibus Persecutorum” (c. 314–318 d.C.): Detalla las muertes de varios de los perseguidores de los cristianos, incluidos emperadores como Galerio y Diocleciano, argumentando que sufrieron destinos desafortunados como castigo divino por su impiedad y persecución de los cristianos.

Lactancio es destacado no solo por su defensa del cristianismo sino también por su crítica al uso del poder imperial para la persecución, promoviendo la tolerancia religiosa y la compasión como virtudes centrales de la ley divina.

Legado

Tanto Tertuliano como Lactancio dejaron un legado perdurable a través de sus escritos y defensas. Sus obras no solo ayudaron a solidificar la doctrina cristiana durante y después de las persecuciones, sino que también proporcionaron una base intelectual para la tolerancia y la ética cristianas en un imperio en transición. Su influencia se extendió bien más allá de su tiempo, moldeando la teología cristiana y la respuesta a las persecuciones futuras.

Documentos y Textos Fundamentales

“Apología” de Justino Mártir: Un Argumento Contra la Injusticia

Justino Mártir, uno de los más prominentes apologistas del siglo II, escribió su “Primera Apología” dirigida al Emperador Antonino Pío alrededor del año 155 d.C. Esta obra fue una defensa del cristianismo y un argumento contra las persecuciones basadas en acusaciones infundadas como el canibalismo y el incesto, que eran comúnmente dirigidas hacia la comunidad cristiana.

Detalles Clave de la “Apología”:

• Defensa de la Moral Cristiana: Justino argumenta meticulosamente contra las acusaciones de inmoralidad, explicando las creencias y prácticas cristianas en detalle para disipar los malentendidos paganos.
• Razonamiento Legal y Filosófico: Utiliza la lógica filosófica para argumentar que los cristianos no deberían ser perseguidos por su fe si no cometen ningún mal contra la ley. Propone que la legalidad de la persecución debería basarse en las malas acciones en lugar de las creencias.
• Suplica por Justicia: Apela directamente al emperador para que revise los casos contra los cristianos y establezca un precedente de justicia y tolerancia.

“El Martirio de Policarpo”: El Testimonio de un Obispo

Este documento es una carta circular enviada desde la comunidad cristiana en Esmirna que relata el arresto, juicio, y ejecución de Policarpo, obispo de la ciudad, en el siglo II. Policarpo fue martirizado en el estadio de Esmirna por negarse a renunciar a su fe, proclamando que había servido a Cristo durante 86 años.

Aspectos Destacados:

• Narrativa Dramática: La carta detalla cómo Policarpo enfrentó su martirio con serenidad y firmeza, incluso al ofrecer su cuello voluntariamente a la espada del verdugo.
• Visión del Martirio como Testimonio: El texto presenta el martirio no como una tragedia sino como una victoria espiritual y un testimonio poderoso de la fe inquebrantable en Cristo.

“Pasión de Perpetua y Felicidad”: Historias de Fuerza y Fe

Este relato conmovedor narra la historia de Perpetua, una joven catecúmena, y Felicidad, una esclava, quienes fueron ejecutadas en Cartago en el 203 d.C. La obra es notable por ser escrita parcialmente por Perpetua, lo que la convierte en uno de los textos más antiguos conocidos escritos por una mujer cristiana.

Detalles Relevantes:

• Descripción Personal y Visiones: Perpetua relata sus propias visiones, que fortalecieron su resolución antes de enfrentar la muerte, y describe detalladamente los sufrimientos y el coraje mostrado por su grupo de mártires.
• Impacto Emocional y Espiritual: El texto ha sido utilizado para edificar la fe de los cristianos a través de los siglos, demostrando cómo la fuerza espiritual puede prevalecer sobre el dolor físico y la intimidación.

Impacto y Legado

La Resiliencia y Crecimiento de la Iglesia

Las persecuciones, aunque trágicas, fortalecieron la identidad y cohesión de la Iglesia primitiva. Al enfrentar la muerte y la tortura, los mártires no solo defendieron su fe sino que también atrajeron a más personas hacia el cristianismo mediante el poderoso testimonio de su sacrificio. Este periodo crítico ayudó a cristalizar la teología cristiana y el canon bíblico, formando una base doctrinal sólida que sustentaría la expansión futura de la Iglesia.

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FAQs

1. ¿Cuál fue la primera gran persecución a los cristianos y por qué ocurrió? La primera gran persecución ocurrió bajo el emperador Nerón en 64 d.C., principalmente como respuesta al gran incendio de Roma, por el cual los cristianos fueron falsamente acusados y brutalmente castigados.
2. ¿Qué fue el Edicto de Milán y cuál fue su impacto? El Edicto de Milán, promulgado en 313 d.C. por Constantino y Licinio, proclamó la libertad religiosa dentro del Imperio Romano, marcando el fin de las persecuciones cristianas y estableciendo un precedente para la coexistencia religiosa.
3. ¿Quiénes fueron algunos de los apologistas más influyentes de este período? Tertuliano y Lactancio fueron dos de los apologistas más destacados, cuyas defensas del cristianismo y críticas a las políticas romanas proporcionaron una base intelectual sólida para el cristianismo primitivo.
4. ¿Cómo afectaron las persecuciones la expansión del cristianismo? A pesar de la severidad de las persecuciones, o posiblemente debido a ella, el cristianismo creció en número y organización, consolidando su presencia y eventual predominio en el Imperio Romano.
5. ¿Cuál es la importancia de los textos de mártires como Policarpo y Perpetua? Estos textos no solo documentan las brutales realidades de las persecuciones sino que también celebran la fe y el coraje de los mártires, inspirando a futuras generaciones de cristianos.

Conclusión

La persecución de la Iglesia primitiva es un testimonio de la resiliencia y profundidad de la fe cristiana. Estos eventos no solo definieron el carácter de la Iglesia sino que también demostraron que la fe puede prevalecer contra la adversidad. Explorar estos recursos y entender este período crítico puede proporcionar lecciones valiosas para los creyentes hoy en día, inspirando en la práctica de la fe en contextos de adversidad.

Referencias

• Parks, J. (2022). The Early Church Is Persecuted. In Zachariah Carter (Ed.), Church History Themes. Faithlife.